Ellas simbolizan el quehacer analitico del amplexus y el complexus: explicar, o sea, desplegar, enrollar algo que estaba cerrado. La metáfora es, pues, tan sencilla como divertida: el filósofo examina cuidadosamente cada una de las hojas de la alcachofa, profundizando cada vez más: yendo de la apariencia a la cerrada esencia interior. Sólo que, una vez separadas todas las pencas, en el interior no hay nada (el llamado corazón o núcleo de la alcachofa está formado por apretadas láminas sutilísimas)
Felix Duque (profesor de estética)
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