22 abril 2008

Der abgerissene Strick

[Fragmento]


Uno se va llenando poco a poco de las cosas. Porque la madre de Pablo Scarpa era un pedazo de tierra herida, una vez iluminada y de pronto fundida. ¿El amor es verdad? Uno sabe tan tarde que todo lo que querría coger, el aire o los colores, no se puede coger. Y allí estaba su madre saliendo de casa con el carrito de la compra, y Pablo Scarpa llegaba por la acera. En la mano su libreta de apuntes. Acompáñame a comprar, dijo madre. Tengo que comer y volver a salir. No, acompáñame, no hay comida. Está bien, te acompaño. Subieron por la calle. El carrito chirriaba. ¿Lo que me dijiste esta mañana es verdad? preguntó madre. Sí, me voy: he encontrado un trabajo. ¿Quién es Ricardo Iglesias? preguntó. Un escritor. ¿Para qué te quiere, hijo? ¿Para qué? preguntó. Quiere que escriba su biografía. ¿Y no es suficiente con que uno guarde en su cabeza lo que ha vivido? ¿No es suficiente? ¡No te vayas! cruzaron la calle, ella cogió el carrito para subir al arcén. ¿Por qué no me dejas marchar? me siento culpable, dijo Scarpa. ¿Qué haré yo sola? ¿Morirme? dijo ella y añadió: tengo que entrar en la charcutería. Te acompaño, dijo Scarpa. Ella subió trabajosamente el escalón, era vieja. Se detuvo. Se giró y dijo: tú no te muevas de ahí, sujeta el carro. Entró. Tal vez en algún momento se prometieron amor, que ese amor duraría, y tan tarde supieron que el nacimiento es un compromiso difícil de romper. ¿Por qué no quiere que entre con ella? pensó Scarpa. No sé nada de mi madre, pensó mientras ella caminaba por dentro. ¿De dónde viene? ¿Qué hizo? No hay biografía para la gente común. Fumó un cigarrillo. Se quedó apoyado en la pared. Su madre no salía. Se sintió inquieto sujetando el carrito, los coches, la gente pasando. Había en el aire algo parecido al olor a orín mezclado con humo de coches. Se asomó a la charcutería, pero había mucha gente. Fumó otro cigarrillo. Su madre no salía. 11 Noviembre 1911, diarios de Kafka: Con el ramo de flores, esperaba satisfacer un poco mi amor por ella, y fue totalmente inútil. Tiró el cigarrillo y entró en la charcutería. Se abrió paso entre la gente. Al fondo colgaban los jamones. Mamá, dijo tímidamente, como el niño que se ha perdido y habla al vacío. Mamá. Ella estaba en el suelo, con la cabeza apoyada contra los quesos, y dos hombres la abanicaban. Se había mareado. Abrió los ojos y miró a su hijo. Su cara era joven como la de un niño y sus ojos eran maduros, las dos cosas al mismo tiempo. Al cabo de un instante fue al revés. La cuerda estaba rompiéndose. Pablo Scarpa estaba quieto, en la entrada, no se acercó a ella. Dejó que otros la socorrieran. Pablo Scarpa estaba aprendiendo a luchar. Al fondo colgaban los jamones.


José González - Love will tear us apart

1 comentario:

  1. Me ha absorvido de principio a fin, debo dedir que tu erudición no es tal, sino un gran queso "Gruyere" dónde la acción crea las incógnitas que incitan a comer más queso del que deberías...

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