09 septiembre 2010

El médico dijo que volvería

Pero, ¿por qué un comienzo en retroceso? ¿Por qué la exhibición, el exhibicionismo, de los recelos previos? ¿Por qué no, sin más, la peripecia, el episodio, el lance? O el poema, o la tesis.
Felipe Núñez


A lo lejos sonaban canciones de la España cañí. El médico dijo que volvería. Eso dijo F.N. sentado en una silla de la academia. Habíamos ido a visitar el lugar, pronto se inauguraría, y tomábamos una cerveza con algunos profesores de la universidad y no pintábamos nada, claro, pero allí estábamos sentados, yo escuchando a ese hombre, que con su bastón entre las manos dijo que esas dos frases eran un fragmento de una novela del cabrón, es decir, de Cela, y que no sabía por qué las recordaba, pero que así era, las recordaba. Yo pensaba que eso le pasaba a todo el mundo, dijo F., escuchar algo y que se quedara dentro, sin haber hecho el menor esfuerzo para memorizarlo. Pensaba que le pasaba a todo el mundo, incluso a mí mismo, porque ya no me pasa. Fue un don o un castigo que ya no existe y celebro que sea así, dijo. Ya no memorizo de aquella manera. Qué importancia tiene que el médico dijera que volvería. Siempre volvemos, al fin y al cabo. Eso decía F., hablaba lento, yo lo escuchaba con un libro de etimologías que había encontrado en la estantería y sobre el cual me apoyaba sin abrirlo. Luego, más tarde, en casa, leía Balthazar, de Durrell. Se contaba la historia de una chica que fue violada de niña por un hombre con parche. Esa violación resultó traumática para la niña. Años después, siendo ella ya mayor, volvió a ver al hombre que la violó. No sólo lo vio una vez, sino muchas, porque era un amigo de su actual marido, un pobre cornudo. El hombre del parche venía a cenar una vez a la semana y ella se sentaba frente a él sabiendo perfectamente quién era, pero sin decir ni una palabra. La sinceridad por omisión es equivalente a la mentira. Yo me cago en todos aquellos mentirosos que no mienten sino callando. Me cago en ellos. Hasta que un día esa chica decidió visitar al hombre del parche. Llamó a la puerta de su casa, él la recibió, alegremente: era la mujer de su amigo. Fue entonces cuando ella le contó la verdad. Tú me violaste cuando yo era niña, le dijo. Él lo negó, al principio, pero al cabo del rato cedió y confesó. No la había reconocido siquiera. Ella le dijo entonces que se le había ocurrido una manera alcanzar cierta catarsis con respecto a ese asunto. Era sencillo: él tendría que acostarse con ella en ese mismo momento para así, en cierto sentido, eliminar el recuerdo de la violación, superponerlo, acabar con él. Pero el hombre del parche se negó en rotundo. La chica no pudo hacer otra cosa que volver a casa. Allí, sentada en un sofá, se bebió medio litro de ginebra y entonces se le ocurrió una idea extraña: la idea de que el hombre del parche había olvidado por completo un acto que a ella le había costado tantos años de ansiedad, que la había vuelto medio loca, y por el cual había hecho daño a tantas personas. Entonces dejé de leer porque es un poco lo que yo pensé respecto al último mes de mi vida, unos días antes de mi cumpleaños. No se trataba de una violación pero sí de un dolor, el sentido era el mismo. Los días habían sido desfiguradas formas de lentitud, yo no había sido capaz de olvidar, no pude hacer nada con la persona que conocí poco después y quizá por eso la perdí o la pospuse. Eso de la memoria, de tener tanta memoria, dijo F. desde su silla, levantando un poco el bastón, es algo que celebro no tener ya. Lo dijo con una expresión honda y hacia dentro que me hizo pensar en el peligro de escribir diarios y de acumular recuerdos que luego es difícil extirpar. Quizá la única manera que tiene el mundo de vaciarse es con el olvido, y así ocurrirá, y antes de que eso ocurra, dijo F., volveremos al médico, porque el médico dijo que volveríamos, y uno tendrá que elegir: o el poema, o la tesis, y no hacerlo, no escoger, entonces nos revelará lo más simple: que somos unos cobardes.


1 comentario:

  1. Cené con F. una Noche de Reyes de hace dos años. Alguien dijo: "Noche de Reyes, 5 de enero" y él respondió: "Sí, el año va que se jode".

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