Ese hombre creía que el sudor se le transformaba en moscas, que las moscas nacían del sudor de su cuerpo y salían volando. Hizo un experimento para comprobarlo. Se hizo construir una casita de cristal en el jardín del señor Alonso. Antes de introducirse en ella espantó a todas las moscas y abejas que se le acercaron. Luego se encerró en la casita y se quedó allí un buen rato, bajo el Sol. Pero él no sabía que antes de encerrarse algunas moscas se habían ocultado entre los pliegues de su ropa, y que así habían entrado también dentro de la casita. Después de un cuarto de hora en ese infierno de cristal, él empezó a sudar, pero el calor también provocó que salieran de esos pliegues una o dos moscas acaloradas. Al verlas, se puso a gritar como un loco: ¿No ven claramente que salen de mí?
Veo que por fin me has hecho caso. Está bien Schwob, eh? :P
ResponderEliminarMe gusta el convencimiento del hombre al final :). Me gusta ver la distancia entre las realidades de unos y otros...
ResponderEliminarSiempre tan llamativos tus posts. Saludos
Tharsis
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