Si uno empieza a caminar por un extremo de un puente y otro empieza a caminar por el otro extremo de un puente, el encuentro se producirá en la mitad. Si no se produce, es porque caminaban por puentes distintos. Pienso mucho cuando estoy en ellos, en los puentes. Hace tiempo que he dejado de pensar en Heráclito si miro al río, si hay río. A mí todo me parece lo mismo. En el cambio no cambia nada. Un anciano vino hoy y me tocó la espalda. Dame limosna, dijo. Yo contesté que no. Él, alejándose, masculló: estás muerto. Es cierto. Sólo utilizar los puentes para cruzarlos o suicidarse. Pocas veces detenimiento en el medio, citas, conversaciones intrascendentes. Una vez, con un amigo, mirábamos el agua del río. Eres débil, me dijo, poco después de divisar al pez. Es cierto. No se miente en los puentes porque ellos no nos mienten. Y hay que elegir uno de los dos lados, preferirlo. Llamé para pedir un taxi. Estoy en el puente Romano, le dije a la operadora. En qué lado, preguntó ella. Al principio, dije. Pero al principio de qué lado, contestó. Supongo que eso es importante: saber el principio de que lado hace que el final del otro lado pueda ser comprensible.
Creo que he sido un poco injusto contigo. Te debía un comentario. No recuerdo si cuando mi nombre empezó a sonar por vuestros bares, dejé alguna palabra por aquí...Una palabra o dos, no se trataba de un comentario...
ResponderEliminarEs hora, de cerrar el círculo. La oportunidad es inmejorable. Dos personas, cada una en un extremo del mismo puente, que avanzan la una hacia la otra, pero que no llegan a encontrarse, con la debida transformación del sistema, es como la persona que comienza a recorrer una trayectoria circular y al llegar al punto de partida, se da cuenta de que no ha llegado al mismo punto, sino a otro...
Ese afortunado accidente se llama creación. Salirse del círculo, esquivar a esa persona que viene del otro lado para decirnos una y otra vez lo mismo:
http://www.youtube.com/watch?v=DRA7voZczFk
…y encima en un lenguaje que no entendemos. Por eso, cuando finalmente rompemos el bucle y llegamos al otro extremo del puente, vemos que aquellas palabras que no lográbamos descifrar no eran sino un mensaje para dirigido a otra persona. Es entonces, cuando alcanzamos la paz.
Por eso, estoy seguro de que el taxi logró recogerte y llevarte a casa.
Un saludo,
Dr.
PD. Eugenio tiene un chiste muy gracioso relativo a este tipo de accidentes.
ah...y gracias por la música!
ResponderEliminarTu puente me recuerda, no sé porqué, aquel maravilloso y trágicamente cruel relato tuyo en el que la que nombró a Pizarnik dobló la esquina (o cruzó el puente) y desapareció, en una extremo, en el medio o en el otro extremo.
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