El Pulga, que es el semienano que viniera a buscarme, se dirige a una repisa que hay sobre la lumbre, toma una escudilla reluciente, nueva y limpia, vierte en ella café de una botella y la pone al fuego. Al cabo de un momento, retira la escudilla y sirve el café en algunos vasos metálicos que hay junto a las piedras. Toussaint se inclina y reparte los vasos a los hombres que están detrás de él. El Pulga me alarga la escudilla diciéndome:
- Bebe sin temor, pues esta escudilla sólo es para los que vienen de paso. Ningún enfermo bebe en ella.
Cojo la escudilla, bebo y, luego, me la pongo sobre la rodilla. En este momento descubro que, pegado a la escudilla, hay un dedo. Estoy tratando de comprender cuando El pulga dice:
- Toma, ¡ya he perdido otro dedo! ¿Dónde diablos habrá caído?
- Aquí está -le digo, mostrándole la escudilla.
Lo despega y, luego, lo tira al fuego. Me devuelve la escudilla y dice:
- Puedes beber, porque yo tengo la lepra seca. Me deshago a trocitos pero no me pudro. No soy contagioso.
Un olor a carne asada llega hasta mí. Pienso: "Debe ser el dedo".
Papillon, Henri Charrière
fabuloso papillon verdad?
ResponderEliminary esa ilustración magnifica también, de dónde la sacaste?
Sí, Papillon es un libro de aventuras muy bueno. Los leprosos estaban recluidos -en los años 30- en una isla alargada que hay cerca de la desembocadura del río Maroni (lo he visto antes en Google Maps), en la Guayana Francesa. La ilustración la he encontrado antes por azar, pero no ponía el nombre de su autor!
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