10 enero 2012

Farewell to an idea

Farewell to an idea... A cabin stands,
deserted, on a beach. It is white,
as by a custom or according to
an ancestral theme or as a consequence
of an infinite course.
Wallace Stevens


Me gustan las lenguas extranjeras. Interrumpir una conversación cualquiera y empezar a hablar un lenguaje inventado, un lenguaje que sale de dentro como dictado, cuyo significado ignoro. Y que los demás piensen que soy un loco o un chamán, no importa.
Junté a duras penas todas las monedas que había sobre la mesa y fui al cine. 
Cómo sería atrapar la mano de la cajera y tirar hacia atrás a través del hueco de la taquilla, el hueco que deja el diablo, partiéndola en dos entre gritos brutales y regueros de sangre. Cómo sería yo con su mano amputada en mi mano, en el aire.
Aki Kaurismäki que estás en los cielos. Tus películas me gustan mucho.
Esta no fue una excepción. Nos quedamos todos juntos, apretados, viendo los títulos de crédito hasta que se apagó el proyector. Alguien lloró a destiempo, como suele ocurrir.
Me levanté y cogí mi chaqueta. Pero mi bufanda quedó en el suelo. Vi como quedaba en el suelo y no la cogí. Otros vieron cómo mi bufanda quedaba en el suelo. Todos vimos cómo quedaba en el suelo, the bodiless. Tejido enrollado o aurora boreal, pero en el suelo.
No me arrodillé para recoger la bufanda. Pensé: alguien la recogerá y me la devolverá, pues muchos han visto cómo la bufanda quedaba en el suelo.
Eso pensé. 
Salí al pasillo y después de tirar a la basura la botella de agua llegué al vestíbulo del cine. Los carteles de estreno. El suelo reflectante y pulido permitía ver las bragas de las chicas. Acabaremos viejos y separados, bebiendo agua Viladrau en la cama. 
Pensé que alguien me tocaría la espalda y me devolvería la bufanda, que yo daría dos o tres pasos más y alguien diría detrás de mí: ey, se te cayó la bufanda
Orfeo. La desconfianza, en cualquier caso; nos pensamos como residuos el uno del otro mientras Perséfone se toma una copita en el bar de la esquina.
De alguna forma terminé en casa sin mi bufanda. Como una estela o una tragedia impulsada más allá de su capacidad, seguí creyendo en el sofá, ya frente al televisor -el pálido hombre del tiempo-, que alguien me tocaría la espalda, en mi propia casa, y me diría: ey, tu bufanda, se te cayó y no la recogiste. Sobre todo ese ey.
- Ey, hemos visto cómo se caía tu bufanda y la hemos recogido para devolvértela. 
- Ey, ¡te has olvidado la bufanda! 
Pero ey en cualquier caso. En ese punto fijo hay una danza. En esa inmovilidad yace la propagación, su energía desfigurada.
Autores de cabecera para cualquier prosista: Eliot, Rilke, Wallace Stevens.
Pensé estas cosas en la cama, muerto de frío. Mi bufanda multidisciplinar también me había servido aquí, otras veces, y esa noche podría haber soñado que me la devolvían; eso me hubiese satisfecho. Confío en los sueños para ahuyentar mis fantasmas. Pero nunca sueño lo que necesito soñar:
Íbamos entonces, tú y yo, por las calles allí donde una vez nos masturbamos. Hablábamos lenguas extrajeras y nos dábamos placer con la mano cercenada de una taquillera y ni siquiera eso nos satisfacía. Kaurismäki bebía té, parecía divertirse. El mundo era una sala de cine. Y abajo en el crepúsculo el Sol era una ceja roja, levantada, que se envolvía con una bufanda igual a la mía, pero diferente. 
¿Qué coño significa?




2 comentarios:

  1. yo soy cien por ciento espanglish. Da terror escucharme y ya no sé ni en que idioma pienso. De hecho mientras te leía, leí proyector y dije no! está mal escrito, se escribe projector y después caí en cuenta de que estaba pensando en inglés y por eso me resultaba todo tan bizarro.

    Pero este comentario, no tiene nada que ver, asi que mejor dejo de comentar.

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  2. Ahora a relacionar las tres pistas. Grace.

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