El comité de visitantes asiduos del bar Alcaraván de Salamanca ha llegado a la resolución (por un voto favorable y cero en contra) de emprender acciones legales para que el bar Alcaraván cambie su nombre por Bar Arthur Cravan. Puesto que Alcaraván es el nombre de un tipo de pájaro de origen persa -y no salmantino- se juzga que ningún elemento decorativo del bar tiene nada que ver con su nombre y que lo persa sólo existe en las películas y los libros de Plutarco. Además, considerando que las mesas son de mármol de Carrara, todo nos lleva ineludiblemente hacia la figura insigne de Arthur Cravan, sobrino de Oscar Wilde y ex boxeador poeta. Su muerte trágica por desaparición en el Caribe y la gran estima que los españoles y catalanes profesamos hacia aquel que fue derrotado por Knock out en la Monumental de Barcelona frente al campeón del mundo de boxeo Jack Johnson, nos llena los corazones de suaves melodías y queremos pronunciar su nombre todos los días. Rima. Así, quien vaya a tomar algo al bar Alcaraván tendrá que decir a partir de ahora: voy a tomar algo al bar Arthur Cravan. La similitud fonética no sólo es extraordinaria, sino que incluso alcanza cotas mágicas. Alcanzar la cifra de Diez comentarios en esta entrada significará el cambio automático del nombre del bar y su posterior asimilación en el registro mercantil oficial a todos los efectos (contables y etimológicos). Gracias y buenas noches.
Para más información y regocijo: http://es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Cravan
Apoyo la moción. Varias veces. Y eso es todo lo que tengo que decir.
ResponderEliminarAunque seguro que yo no iré nunca a ese bar, y que desde lo de Arrabal me dan miedo algunas de vuestras iniciativas, voto el cambio que propones más que nada por cariño hacia tí.
ResponderEliminarHola!!
ResponderEliminarYo no he estado en ese bar puesto que no he ido a Salamanca, pero si tengo ocasión me pasaré y si sirve de algo contribuyo con la causa.
Un saludo desde el sur
Totalmente en contra.
ResponderEliminarMe parece una vergüenza que seres absolutamente desaprensivas como Víctor Balcells quieran cambiarle el nombre a las cosas. Como si las cosas tuvieran nombre.
A todo esto, propongo que se llame Alclarkvan.
Por proponer, digo.
b.
El Seminario de Discurso, Legitimación y Memoria, con sus cuarenta ladrones y el anillo de los Nivel Chungos, apoya por completo esta transición hacia los abismos del nombre y la cultura de la violencia.
ResponderEliminarEstado de las votaciones a primera hora de la tarde: 45 votos a favor y 1 en contra. 45-1 (40 de los cuales son esclavos eunucos, catedráticos de derecho penal y mujeres feministas del SDLM). Pero el voto en contra, al parecer, ha sido considerado como favorable porque el votante fue judío en las elecciones del año 2000 en Florida y no se aclara con las casillas. 46-0
ResponderEliminarDe esas 90 visitas que tiene este blog ¿nadie más votará? mmmgg
Estimado Víctor:
ResponderEliminarSi pudiera enfadarme contigo lo haría. No recuerdo la primera vez que entré en el Alcavarán porque era lo suficientemente joven para esperar que mi tío, o alguno de sus amigos, me subiera a un taburete y me acercara un mosto. Con los años la niña creció y pasó del mosto al café y del café al nestea. De su tío y sus amigos, a sus amigos y sus tíos. Tardé 10 años en dejar de llamar Pryca a Carrefour, mero supermegamarket ajeno a sentimientos. ¿Crees que me daría tiempo a acostumbrarme al Arthur Cravan?, espero que el Alzheimer actuara antes.
Creo que todo está mal. El Alcaraván debe llamarse bar Arthur Cravan por entropía y agotamiento. Podemos proponer otras cosas, pero nada es tan efectivo como el spray. Hazlo Víctor: que te perdonen será más fácil que que te den permiso.
ResponderEliminarAbrazo8