30 octubre 2010

El fontanero sentía devoción por Bernard. "Si tuviera un hijo así", pensaba, "podría mandarle a Oxford." Pero, ¿qué sentía Bernard por el fontanero? ¿No sería que Bernard únicamente quería proseguir la historia que sin cesar se cuenta a sí mismo? La comenzó cuando de niño formaba bolitas con miga de pan. Una bolita era un hombre, otra una mujer. Somos bolitas. Todos somos frases en la historia de Bernard, cosas que escribe en su libreta, en las páginas de la A o en las de la B. Relata nuestra historia con gran comprensión de todo, salvo de aquello que más nos importa. Y es así por cuanto no nos necesita. Nunca está a nuestra merced. Ahí le veo agitando los brazos en el andén. El tren parte sin él. No ha podido transbordar. Ha perdido el billete. Pero no importa. Charlará con la camarera del bar sobre el tema del destino humano. Partimos. Bernard ya se ha olvidado de nosotros. Ya nos ha perdido de vista. Seguimos nuestro camino, embargados por sensaciones agridulces, sí, porque en cierta manera Bernard da lástima, en su empeño de envolver el mundo en frases inacabadas, y por haber perdido el billete. En cierta manera, hay que amarle.

Virginia Woolf, Las olas

2 comentarios:

  1. Será que aquello que más nos importa es demasiado libresco para contarlo. Igual el tal Bernard tiene un gran sentido del decoro que le impide embrollonar su libreta con notas sobre lo más importante. Perder un tren o tomarlo a tiempo es como cualquier otra cosa,fumar o no fumar, como estar de pie, burocracia.

    ResponderEliminar
  2. Hola,

    Estoy reuniendo a gente que me gusta lo que hace en un proyecto que se llama 99 ejercicios de estilo. Hoy 99 es una web: http://99ejerciciosdeestilo.blogspot.com/ pero la idea es sacarlo en papel cuando el proyecto finalice.

    Si te apetece participar, échale un ojo, dime, y te explico con más detalle en qué consiste ¿vale?

    Un beso,
    Olalla (olallah@gmail.com)

    ResponderEliminar

ShareThis