16 enero 2012

Una descripción

[Notas]

Hay algunas palabras que no comprendo. Los sentimientos me resultan ajenos. Decir que soy complaciente no significa nada para mí. Busqué la palabra en el diccionario y me quedé igual. Decir egoísta, necio, simpático, charlatán; lo mismo. Por muchas vueltas que les de a esas palabras, sigo sin entenderlas del todo. Las utilizo a menudo. Envidia, odio, amistad, lealtad; pero se me escapa su sentido. En los últimos diez libros que he leído aparece alguna frase del estilo: "la vida es...", o bien, "la vida es como...". Como cualquier cosa. Parece ser que la vida es como cualquier cosa -de todas las que he leído, la posibilidad que más me gusta es la de Pessoa: la vida es como si me golpearan con ella. Ahora que lo pienso, ni siquiera comprendo los sustantivos y los verbos, de modo que menos aún las sentencias, y sin embargo soy sentencioso. No me aburren las palabras, me gusta su inexactitud. Pero desde que vivo en Barcelona escribo raro. Cuando vuelvo a leerme siempre pienso lo mismo: qué coño es esta jodienda rocambolesca. En esta ciudad escribo como quién realiza una prospección petrolífera, a ver hasta dónde llego en la incomprensión de lo incomprensible. El otro día fui a un bar y me dije: venga, vamos a hacer unos ejercicios (¬_¬). Cogí una libreta y me puse a describir a la gente que pasaba por allí. La que más me gusta es la de Alicia, una persona que no pasaba por allí. Alicia es mi pareja, mi compañera en estos días barceloneses.

Alicia. Por la cabeza de la medusa el signo de la roca. Por el signo de la roca los ojos que petrifican, la piel dura, la piel morena. La palabra de la hiedra que asciende por los árboles, la boca de la hiedra que asciende y ahoga por la palabra. La palabra agraria, el razonamiento perfecto, animal, de la mula. Las formas. Alicia escucha discos de música indígena y danza en medio del salón. En ella no existe la pugna entre el macho y la hembra. En ella no existe la vida moderna. Lo suyo es acestral, mitológico, la representación central de lo femenino como una emanación, como una potencia vestal, virgen, desprovista de catafalcos o muerte. Alicia la inmortal, Alicia la perfumada. En ella la perfección de los objetos que sugieren permanencia. En ella la ruina, el vestigio, los nombres. O quizá tan sólo un alfabeto prehistórico. No las letras, sino la forma de las letras. No la sintaxis, sino la curvatura de una escritura que apenas se esboza, la verdad que no se pronuncia y que sin embargo se manifiesta tal y como es, así de impronunciable.





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