10 octubre 2011

Etiología de la infidelidad femenina


He leído algo que, según creo, explica por qué ella me es continuamente infiel y, sin embargo, vuelve una y otra vez a mí, y si trato de dejarla, me suplica y promete que no volverá a hacerlo nunca más -pero vuelve a hacerlo. 
Durante la Teocracia Femenina que gobernó en Grecia por lo menos hasta el segundo milenio antes de Cristo, era común sacrificar al rey una vez al año. Las reinas, ligadas al sacerdocio, sobrevivían y los reyes duraban, como mucho, un año o dos. Esto es, eran amantes que iban y venían, sin mayor interés, en principio, ni amor. 
Tres mitos sugieren que las invasiones eólicas y jónicas marcaron un cambio de tendencia en el sistema matriarcal y el hombre dejó de ser, paulatinamente -gracias a la mezcla de dos realidades culturales contrapuestas- el sexo débil. Los tres mitos son el de Perseo y la muerte de la Medusa, Belerofonte y la Quimera (especular al de Perseo) y, más tardío, Apolo y Pitón. Estos tres mitos nos hablan de los cambios a los que se sometió la relación de las reinas con sus amantes efímeros. Perseo se escribe correctamente Pterseus, cuyo significado es el destructor. Detrás de los mitos se esconde historia política y, en su defecto, religiosa. La debilitación del matriarcado es progresiva y el rey deja de sacrificarse anual o bianualmente -cada trece lunas, la séptima luna después del día más corto del año- y se le concede más tiempo de vida a cada uno: el Gran Año, de cien ciclos lunares. Luego termina ese poder matriarcal y aparece lo que ya conocemos y se describe bien en la Ilíada y ha durado hasta hoy, el patriarcado -y los sacrificados ya son sólo animales. 
Pero me interesa ese pequeño cambio entre el sacrificio anual del rey y el sacrificio cada cien lunas, es decir, cada ocho años aproximadamente. Como los rituales de fertilidad deben seguir acometiéndose cada año es estrictamente necesario sacrificar a alguien. Por eso el rey vigente, una vez al año, deja su cargo y lo cede a un falso rey, que gobierna durante un día. Este falso rey es sacrificado al terminar el día y, una vez muerto, el rey verdadero recupera su trono -hasta que termina su ciclo, por supuesto. 
Relacionar cosas imposibles recibe el nombre de demagogia. Pero a mí me consuela haber encontrado una suerte de raíz original, antropológica, y me da igual que entre la raíz y el árbol haya un espacio vacío, demasiado excesivo como para dotarla de credibilidad. Pero me sirve de consuelo y me basta, y tal y como yo me miento con este consuelo, lo pueden hacer otros. 
De momento, respecto a los motivos prehistóricos de la infidelidad de los hombres, no he podido encontrar algo tan hermoso. Lo siento.


(Fuentes: Jane Harrison, Prolegomena to the study of greek religion; Robert Graves, The Greek Myths, Volume I)


6 comentarios:

  1. Interesante el texto y, salud por este verso! “Pero a mí me consuela haber encontrado una suerte de raíz original, antropológica, y me da igual que entre la raíz y el árbol haya un espacio vacío, demasiado excesivo como para dotarla de credibilidad. Pero me sirve de consuelo y me basta, y tal y como yo me miento con este consuelo, lo pueden hacer otros”
    Pura vida!

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  2. Tesoro, me gusta todo. El teto, la música, el video, la de la izquierda... Y tú, cuando haces como que pasas de mí, de nosotros.

    Alceo.

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  3. elmustio: Gracias por el comentario; un saludo a Costa Rica.

    Anónimo, nuestra amistad es larga y polivalente, sabrás perdonar mis ausencias como yo perdono tu ocultamiento -si eres el mismo que me pedía lo de Vila-Matas, siento no poder ayudarte, no estoy en contacto con él.

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  4. para las cositas de las mujeres siempre hay explicaciones bonitas :)

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  5. No, no, a mí no me metas en tus líos amorosos, yo sólo te dejé el mensaje de Vila-Matas y aquel mail de Facebook que probablemente ni viste.

    Por cierto, un poco decepcionante leer que permites que te amen de mentira. La hipótesis hermosa, eso sí.

    Mlle. Duchamp
    (no por cobardía, no nos conocemos de nada).

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  6. Disculpa! Confundo los anónimos entre sí. He rescatado ese correo de Facebook. Te lo agradezco; como no conozco en persona a ninguno de los implicados no puedo decir nada al respecto -quizá yo sea el más antipático, en verdad. Desde luego fue muy curioso.

    Respecto al texto, espero que siga siendo ficción.

    Adriana: pienso que tienes razón.

    un abrazo a las dos!

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