20 diciembre 2011

Lo que queda después de los violines




¿Queda algo de ti en el aire o en el agua? ¿Una partícula, un átomo no destripado por los físicos, incluso una molécula? ¿Existe un método para distinguir esas reliquias tuyas o he de guiarme por la intuición? Escucha atentamente: alguien ha calculado que cada persona de mi época inhala, en cada aspiración, unas doce moléculas del aire expulsado por Julio César hace poco más de dos mil años, cuando, moribundo, pronunció su célebre frase: Tu quoque, fili?


Anacaonda, Vicente Muñoz Puelles


2 comentarios:

  1. A este autor lo descubrí en el mercadillo dels Encants con un libro, "Amor Burgués", que me gustó bastante y me costó tan sólo un euro. Era un libro con frases y fragmentos geniales, pero fatalmente construido -de hecho era mejor leerlo fragmentariamente que de cabo a rabo. "Anacaona" también lo encontré el otro día en els Encants (ambos pertenecen a la mítica colección "La sonrisa vertical" de Tusquets). Como suponía, contiene buenos párrafos pero su construcción es una vez más, reprobable. No lo recomiendo para quién busque una buena novela, pero sí lo recomiendo para quién quiera leer pequeñas escenas pornográficas cachondas -bien escritas. Avisados quedáis, amigos.

    ResponderEliminar
  2. Sus razones tendría,fijo. Y más de dos y de tres. Y lo contento que se pone, qué! Ya no sabía cómo calentarlo más.

    ResponderEliminar

ShareThis